El 10 de marzo de este año, Bolivia registró los primeros casos de Covid-19 y. Once días después el Gobierno decretó la cuarentena estricta que se prolongó hasta fines de mayo, en la que las personas solo podían salir una vez por semana. Hasta la fecha, se han confirmado más de 15.000 casos de infección con el nuevo coronavirus y cerca de 500 personas han muerto.
En Bolivia, la pandemia de Covid-19 está desnudando completamente el deficiente sistema de salud. La situación de Santa Cruz y Beni es catastrófica y, lamentablemente, se tendrá el mismo escenario en otros departamentos en algunas semanas más.
El Instituto para el Desarrollo Humano – Bolivia realizó, durante la cuarentena, una encuesta flash (sondeo) entre el personal de salud local, para conocer las principales reacciones acerca de su experiencia con la Covid-19.
La participación en el estudio fue voluntario y anónima, el sondeo se aplicó de manera virtual del 4 al 31 de mayo, respondieron 117 personas (médicos, enfermeras, bioquímicos, fisioterapeutas, etc.). Cerca de la mitad de este personal trabaja en el sector público, una cuarta parte en la seguridad social y el resto en servicios privados. El 36% indica que se atendieron casos de Covid-19 y el 67% refiere que fue dotado de material especial de bioseguridad para la atención durante la cuarentena.
El 100% refiere que recibió información para atender a personas con Covid-19, el 63% la obtuvo a través del Internet, solo el 22% del sitio web del ministerio de Salud y el 15% restante de otras páginas. Pero, apenas el 58% se siente preparado para atender a los pacientes.
Los principales problemas que tuvo el personal de salud durante la cuarentena fueron el miedo a contagiarse o llevar el virus a su casa, no poder dar muestras de cariño a sus seres queridos, dificultad en el abastecimiento de alimentos, estar lejos de su familia, quedarse sin dinero y la falta de disponibilidad del transporte público.
El 84% del personal de salud encuestado presentó, en algún momento de la cuarentena ansiedad, depresión, malhumor, insomnio y miedo. El 14% consumió somníferos, antidepresivos y aumentó el consumo de cigarrillos. El 30% comentó sus preocupaciones con algún colega o familiar y solo el 9% buscó apoyo psicológico.
Durante la cuarentena el 15% sufrió discriminación por vecinos, por sus mismos colegas, en el transporte público y en las calles, por una parte, de la población.
Estos datos reflejan la vulnerabilidad de la salud mental del personal de salud que se encuentra en primeria línea en la lucha contra la Covid-19. Los encuestados de ambos sexos, (29% del masculino y 71% del femenino), están afectados también por el estrés laboral y sufriendo, además, de actos indignantes de discriminación y de violencia de una parte de la población. Las imágenes que vimos en diversos medios de comunicación, son incomprensibles, injustificables, expresan e incitan al odio hacia el personal de salud que realiza su trabajo, a pesar de las deficiencias de infraestructura y de equipamiento para la bioseguridad.
Esta crisis me afecta mucho como persona y porque soy médico, también la sienten nuestras familias, amigos/as, colegas y pone en cuestión el valor que da la sociedad boliviana a nuestros profesionales.
Cuánta falta nos hace el agradecimiento que recibe el personal de salud en otros países, donde que más bien se los alienta y aplaude cada noche. No se olviden que detrás de nuestros mandiles y barbijos, somos seres que sentimos también el sufrimiento de los pacientes y de sus seres queridos.
El autor es director del Instituto para el Desarrollo Humano–Bolivia
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