La primera acción para aplaudir es la liberación de alrededor decien mil detenidosen el mundo, de los cuales una amplia proporción son consumidores y consumidoras de drogas o personas acusadas de infracciones menores asociadas al consumo de drogas. Desde luego, esas liberaciones se decidieron para limitar la propagación de la COVID-19 en las cárceles a causa de las condiciones sanitarias poco seguras imperantes en ellas. No obstante, reflejan la paradoja de la represión ejercida contra los usuarios y usuarias de drogas. No se cura una adicción con una pena de prisión. Al contrario, se la agrava en la medida que el acompañamiento de esas personas casi nunca está garantizado en el ámbito carcelarioClick here to change this text
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