Hace 31 años, el 17 de mayo de 1990, la OMS eliminó la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales. Esta fecha simbólica marca ahora el Día Internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia. Esas actitudes caracterizadas por la hostilidad, el rechazo y la discriminación hacia las personas con diversa orientación sexual y de género, las fobias LGBTI (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, intersexuales) tienen graves consecuencias, a nivel socioeconómico, psicológico como de salud pública.
Estas discriminaciones afectan a las personas en su dignidad y autoestima. Los aíslan socialmente, los privan de oportunidades educativas y económicas, haciendo que tengan menos oportunidades que el resto de la población. La estigmatización, el juicio y la ignorancia dentro de los sistemas de salud, les alejan con frecuencia de una atención sanitaria de calidad.
Pero, ¿por qué existe la homofobia, bifobia, transfobia, lesbofobia? El género y la sexualidad son construcciones sociales y culturales que han ido cambiando a lo largo de la historia. Desde la antigua Grecia donde la homosexualidad no se escondía, pasando por la época en que la Biblia introdujo la prohibición de prácticas sexuales que no tuviesen como fin la procreación; hasta llegar al siglo XX cuando líneas políticas establecieron legislaciones para perseguir a la comunidad LGBTI (ejemplo la persecución nazi). En la actualidad vamos en el proceso inverso, tratando de superar el contexto pasado. Pese a los avances en derechos humanos, en la actualidad 69 países mantienen leyes criminalizadoras.
Las LGBTI-fobias, suelen presentarse de diferente manera en la sociedad. La LGBTI-fobia social, puede ir desde el rechazo verbal, insultos, apodos, chistes y hasta ataques físicos que provocan la muerte. La LGBTI-fobia institucional se expresa en todas aquellas leyes y normas que se establecen para excluir comportamientos percibidos fuera de “norma”, por ejemplo, uniformes en el ámbito educativo, prohibición para donar sangre a personas homosexuales en el ámbito de salud, etc. La LGBTI-fobia internalizada, es la actitud negativa de una persona hacia su propia orientación sexual o de diversidad de género. Se crea una discrepancia entre lo que la persona es y lo que cree que debería ser, es muy importante abordar este tipo de LGBTI-fobia porque lleva a las personas diversas a desarrollar un autoconcepto negativo y una baja autoestima.
Mejorar esta situación de desigualdad es un reto importante de toda la sociedad. Los Gobiernos deben crear entornos sociales y jurídicos que garanticen, para todos, el respeto a los derechos humanos y el acceso igualitario a la educación, la salud, etc.
La visibilización de la población diversa, por ejemplo, de familias diversas, mujeres trans que toman la palabra en medios de comunicación, profesionales que abordan el tema y dan información adecuada, podrían ser algunos de los primeros pasos que se van dando gracias al activismo.
Buscar información, mostrar empatía y respeto hacia la diferencia, contribuye en alcanzar una sociedad más igualitaria y justa. Los datos de desarrollo económico, democrático y cultural son mayores en sociedades donde el respeto a los derechos humanos LGBTI está más extendido, a diferencia de los lugares donde se criminaliza y no se propicia la igualdad.
La autora es psicóloga en el Instituto Para el Desarrollo Humano, IDH-Bolivia, www.idhbolivia.org
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