“Nadie estará a salvo, hasta que todos estemos a salvo del Covid-19”, afirmó el Secretario General de las Naciones Unidas, el Director General de la OMS y hasta el Papa. Es un llamado a la responsabilidad de todos ante la sociedad.
El Instituto para el Desarrollo Humano Bolivia (IpDH) está realizado varias investigaciones para conocer el acceso a la vacunación contra el Covid-19 de trabajadoras sexuales, población vulnerable por la discriminación y estigma preexistentes. Es el caso estudio EPIC, desarrollado en más de ocho países.
En nuestro país, realizamos más de treinta horas de entrevistas cualitativas a trabajadoras sexuales femeninas, mujeres trans y varones. De las 15 trabajadoras sexuales femeninas entrevistadas durante la tercera ola, seis de ellas se encontraban con Covid-19 al momento de la entrevista, cuatro ya habían superado la enfermedad, y cinco no sabían si se infectaron o no.
La mayoría, expresaron sentirse muy vulnerables al Covid-19, pero, por ser una importante o única fuente de ingresos económicos, no pueden abandonar el trabajo sexual. Expresaron también su preocupación por los costos de acatar normas de bioseguridad. Lamentan que en muchos casos en los locales no siempre proporcionan alcohol o máscaras.
Para dar vigencia a su carnet de sanidad, deben adjuntar periódicamente pruebas de Covid-19, pagada con sus propios recursos, y así respetar el acuerdo que asumieron en diciembre del 2020 para la reapertura de los locales en Cochabamba. Estos costos adicionales afectan más su economía, por ello, muchas decidieron trabajar en las calles, en consecuencia, exponiéndose más al Covid-19.
Con relación a la vacuna, la mayoría expresó el deseo de ser vacunadas, pero al estar infectadas recientemente o cursando la enfermedad, deben esperar un tiempo para hacerse vacunar. Algunas de ellas, refieren que se re infectaron con Covid-19, sin embargo, ninguna de las que ya enfermaron conoce precisamente el tiempo de espera para hacerse vacunar luego de la infección, tampoco existe unanimidad en el protocolo médico para estos casos.
La crisis sanitaria en todos los niveles derivó en crisis económica, pero con diferentes impactos y matices. En las trabajadoras sexuales, además de sufrir violencia, estigma y discriminación prexistentes, limita aún más su economía, el acceso a los servicios de salud y las hace más vulnerables al Covid-19 e infecciones de transmisión sexual.
Los servicios de salud pública realizaron campañas para vacunar a las trabajadoras sexuales y otras poblaciones vulnerables de forma segregada, pero sin lograr buena cobertura. Muchas no asistieron debido al temor a ser discriminadas y estigmatizadas, tanto por el personal de salud como por la población general.
Es importante que abracemos los derechos humanos y nos libremos de nuestros prejuicios, estereotipos y reaccionemos a la crisis sanitaria con respeto, responsabilidad y solidaridad con las personas y poblaciones más vulnerables.
Las trabajadoras sexuales y otras poblaciones vulnerables gozan de todos los derechos y nuestras autoridades deben coordinar con los líderes de la sociedad civil para establecer estrategias de vacunación efectivas sin caer en la segregación.
Actualmente el IpDH, está realizando el estudio “Sextra” sobre el trabajo sexual masculino y mujeres trans. Las personas de esta población pueden dirigirse al enlace 100% confidencial: sextra.online
Lic. Harold Mendoza, Comunicador Social e investigador en el Instituto para el Desarrollo Humano – Bolivia
prevencion07@idhbolivia.org